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jueves, 20 de noviembre de 2014

Mandamiento 10 "No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo."

No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo
Éxodo 20:17
De la abundancia del corazón habla la boca, lo que tiene en su corazón será de lo que la persona habla en todo momento, su tema de conversación son cosas materiales, te darás cuenta que su corazón es codicioso, es un pecado que tenemos en el corazón en el alma de cada uno, aquí veremos cómo darnos cuenta si estamos en este pecado, o podremos decir si realmente está limpio nuestro corazón, y darnos cuenta si el enemigo nos pone trampas, si tenemos este pecado tenemos un problema muy grande, es importante ir limpiando esto porque ante Dios estamos mal.

La codicia puede destruir el corazón y el alma del ser humano, a alguien que tiene espíritu, puede estorbarte para que no conozcas a Dios, empieza a consumirte hasta que salir es casi imposible, vez bienes sociales, estatus en la tierra, la gloria, bienes materiales, esta codicia es un deseo ardiente, incontrolado irracional, hay ocasiones en que uno ya no piensa, ni en sus hijos, ni su esposa, ni sus hermanos ni padres, solo piensa en lo que la codicia quiere, quiere más del mundo, mas fiestas, mas mujeres, mas carros, hasta que llega la insatisfacción, el punto donde la gente siente infelicidad, un hueco en su vida, porque la diferencia donde alguien que tiene a Dios es que tendrá nuevas metas, y tendrá una vida llena y plena.
Cosas que Dios no te puso en tu camino, para que tu no las siguieras, el corazón se encapricha, se vuelve como un animal te vas tras de eso sin pensarlo, abre tus ojos y ruégale a Dios para que no te engañes con la codicia, recuerda que por cuanto has escuchado la palabra de Dios y conoces la ley, ahora tienes que entender que sabes y serás abominado porque aun sabiendo decidiste alejarte mas y mas, en lugar de acercarte a lo que realmente Dios pide.
El codicioso jamás piensa que las cosas son para la gloria de Dios, un corazón asi es ingrato, no valora lo que tiene, ni su casa ni su carro ni sus hijos ni su trabajo , ni a su esposa, ni a nada, de ahí viene el adulterio, para embocarse ahí en la codicia, si alguien tiene yo también puedo, si el quiere yo también quiere, a ver quién puede mas, esto no es más que una terrible codicia en su corazón, aunque uno tenga no es más que ingratitud para Dios por lo que tenemos, bien o mal Dios nos da, pero este que codicia no ve lo que Dios da, si no lo que no tiene, atesorar cada vez mas aquí en la tierra, algo es cierto los que llegamos a esta tierra así como llegamos nos vamos a ir, sin nada, pero donde quieres quedarte aquí en la tierra o en el cielo.

Se puede codiciar, materiales, personas, espiritualidad, puestos de trabajo, bienes materiales, el trabajo de alguien, el no debería tener eso debería ser mío, yo me miraría mejor sentado en esa gerencia, esa mujer debería ser mía, no de el. Los tesoros del cielo no se puede comparar con lo que hace uno en la tierra, porque lo que haces aquí, la misma tierra te lo quita. De que te sirve lo que conseguiste, terminas frustrado, solo, a veces buscas algo mas y algo mas que finalmente no consigues todo lo que sigues queriendo, y por ello terminamos frustrados, amargados, porque no se logra lo que tanto se anhela. No es lo mismo que te aga falta una ventana o una puerta o unos zapatos para tus hijos, o un cuaderno para tu hijo anhelar tenerlo para mejora de tu vida, no es malo eso. Las cosas del mundo son pasajeras, dice la biblia “de que le servirá al hombre ganar el mundo si pierde su alma”. Si tu consigues todo en el mundo pero si tu alma se pierde también te sentaras en el infierno, por mucho dinero que tengas no podrás comprar el alma de tus hijos al infierno si no compones su camino, busca que ellos busquen a Dios, no permitas que sus almas se pierdan porque tu corazón está en la codicia, tus ojos se desviaron del Dios vivo y de Jesús, porque en Cristo Jesús estamos completos, las cosas cambian, las cosas son echas nuevas, las cosas viejas pasan, pero solo Jesús las hace nuevas, distintas aquel que confía en Dios, puede vivir, es precioso ver como se manifestaba Dios en su pueblo, y Dios les daba todo, y aun así la incredulidad siempre salía avante, no estaban conforme con lo que Dios les daba, sus corazones se llenaban de codicia.

Te recuerdo Dios esta contigo, el te ama y a cada instante esta en nuestras vidas. Saludos Ulises Beltran

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